¿Así se elige un ministro de economía?

Un comentario sobre la designación de Carlos Fernandez como nuevo ministro de economía de Argentina, realizada ayer.

Según los medios, Fernandez fue elegido por ser hombre de confianza del ex-presidente Kirchner. Me pregunto qué tan útil para la sociedad es eso, frente a la calidad de sus ideas y su conocimiento, sobre los que se habló muy poco. Por otro lado, ¿cómo se gana uno la confianza de una persona como Kirchner? ¿Debatiendo puntos de vista alternativos?

Se puede argumentar que nos interesa que el llamado matrimonio presidencial ubique a una persona merecedora de su confianza, porque el cargo da mucho poder. Sin embargo, recordemos que se insistió con el mismo motivo para explicar el nombramiento de Felisa Miceli. . .

Otra interpretación es que la economía la va a manejar el ex-presidente. ¿Está capacitado para ese puesto? ¿Cuántos economistas destacados hay diciendo que las medidas que se necesitan son otras?

¿Qué opinan los mercados? El MERVAL, que esta semana ya había perdido un 2,6%, bajó hoy (en el primer día tras la designación) un 1,3% más. Así y todo, tengamos en cuenta que la bolsa sirve como refugio contra la inflación. La fórmula de Kirchner es más inflacionaria que las alternativas más ortodoxas. Es interesante entonces observar el movimiento de los bonos.

El BONAR V en pesos, que había bajado un 7,5% en la semana, perdió un 8,6% más. En dólares, había retrocedido un 1,3% y bajó un 1% más. Se repiten patrones similares en los demás bonos. Un poco de la baja estuvo en sintonía con el movimiento de los mercados mundiales, pero sólo un poco.

Los mercados, cuando ven venir una novedad pero todavía no están seguros, mueven las cotizaciones hacia donde les sugiere la noticia, pero quedándose a mitad de camino, esperando a ver si se concreta o no. Si se concreta, los precios terminan de recorrer el camino. Si no se concreta, vuelven a su evolución anterior. Es así que las bajas de hoy no representan toda la respuesta de los mercados a las novedades de ayer, sino solamente el último paso. La respuesta total es la de toda la semana, un movimiento que fue aún más importante.

Esa respuesta es clara. Se le asigna mayor probabilidad a una depreciación del peso, eso es obvio. Pero más preocupante es que se le atribuye un mayor riesgo a la economía. Es decir, peores condiciones para la inversión, que seguramente tendrán que ser morigeradas con la referida depreciación del peso.

Los Kirchner saben que sin un tipo de cambio adecuado no se puede crecer. Pero parece que su libro termina ahí. Ubican el tipo de cambio competitivamente y después se pelean con los productores si, en lugar de invertir y producir más, aumentan los precios. Es que con el tipo de cambio no alcanza, las inversiones también necesitan previsibilidad, seguridad jurídica y confianza en las instituciones. Temas que los gobiernos K no parecen estar atendiendo bien.

Otro comentario que hizo eco en los medios, como explicación para que no se necesite un ministro con más laureles, es que, mientras la economía vaya bien, podemos prescindir de una mayor habilidad en su conducción. Es como decir que, en un juego de cartas, si ligamos buenas cartas no necesitamos jugar bien. Pero si no aprovechamos para hacer puntos cuando el reparto nos favorece, la partida no la vamos a ganar.

Argentina tiene ahora condiciones externas excelentes. El mundo está seriamente preocupado por la provisión de alimentos como los que producimos, cuyos precios están por las nubes. Como sociedad, tenemos que aprovechar al máximo esta situación. En lugar de eso, tiramos leche y pollo a la basura. . .

Vamos a ver si el gobierno escucha el mensaje de los mercados y de muchos economistas reconocidos. Si nos fijamos en el estilo de su diálogo con el campo, las expectativas no son buenas.

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