Un Pronóstico Sobre la Ley de Medios

Esta semana puede ser decisiva para la ley de medios en Argentina. Me juego con un pronóstico. Para mí que:
  1. La ley sale.
  2. Las normas que complican la competencia en cable/internet quedan.* Tengamos en cuenta que es el grueso de la facturación de Clarín.
  3. Las normas que las obligan a vender rápido canales y demás salen, quizás suavizadas, pero se quedan empantanadas judicialmente. Por lo menos la mayoría.
  4. Las normas que le dan poder sobre los medios al gobierno quedan. Particularmente, la aprobación de medios en función de sus contenidos (lean bien los art. 34 y 36). También otras muy cuestionables que hay en la ley (por no decir ridículas).
Los corolarios de esto serían:
  1. Clarín ganaría, al quedar intacto su "core business".* En cuanto al poder que resignaría a manos de políticos, hay que tener en cuenta que tanto ellos, como otros medios actuales, se mueven muy bien negociando con el poder político.
  2. Los K ganarían, porque tendrían dos años para sacarle frutos a todo este movimiento. Sus amigos probablemente puedan comprar algunos medios. Con todo el poder que tienen hoy, difícilmente salgan de esto sin una ganancia.
  3. La sociedad perdería, porque habría menos inversión y competencia, particularmente en cable/internet, más corrupción, y se abrirían incógnitas en cuanto al desenvolvimiento de medios de prensa independientes, sean nuevos o la parte "sana" de los actuales.
* Aclaración: después de darle al Publicar me di cuenta de que no me consta que el texto actual mantenga intacto el negocio del cable, espero no estar siendo demasiado duro con Clarín. En la editorial de hoy dicen que "se limita arbitrariamente el alcance de los cables y se destruyen sus inversiones recientes, discriminándolos frente a las telefónicas que pueden llegar al 100% de los hogares". El quid del post es que puede haber una salida negociada, en donde se cuide más ese negocio que la libertad prensa. Ojalá Clarín y los otros medios cuiden lo segundo tanto como lo primero, pero no nos olvidemos de que su primera responsabilidad es con sus accionistas.

Que los perdedores seamos nosotros no sería el resultado de un destino trágico. Es feo decirlo, pero creo que se debe a cierta falta de educación relacionada con las ciencias sociales que nos dejó expuestos a una efectiva manipulación. Sería largo explicar en qué cosas me parece que se manipuló, así que cuento sólo un elemento, como muestra.

La Secretaría de Medios preparó unos spots (cinco) sobre lo que ganarían los pueblos originarios con la nueva ley, ya que se privilegiaría la difusión de su lengua en el reparto del espectro radioeléctrico. Los cortos están muy bien hechos, no me cabe duda que sirvieron para inclinar la balanza en la opinión de más de uno. Sin embargo, analicémoslo.

Como sociedad, tenemos que plantearnos el objetivo de que los chicos de los pueblos originarios sean bilingües, enseñándoles castellano desde los 5 años, o antes. De otra manera, les estaríamos privando el acceso a casi toda la cultura mundial y las oportunidades de trabajo. Los chicos que en sus casas hablan una lengua indígena deberían recibir esa atención especial al empezar la escuela, para no atrasarse en sus estudios. Entiendo que algunos pueden interpretar que priorizar eso sería forzarlos a perder identidad, pero no me lo parece. Por empezar, ¿piensan en el chiquito que podría ser profesional, ayudando a su gente de esa forma? ¿En los beneficios que pueden tener esos pueblos si todos sus integrantes dominan el español? ¿Estarían contentos si sus propios hijos hablaran nada más que qom o aymará?

La necesidad de bilingualidad no es un fenómeno local. Según los lingüistas, la triste realidad de muchos lenguajes del mundo (quizás la mitad de los actuales) es que van a desaparecer dentro de unas generaciones, cuando dejen de ser necesarios, llevándose con ellos algo de cultura porque no es lo mismo un relato traducido que uno en su idioma original. Lo más que podemos hacer es documentar esos lenguajes y su cultura, que son un patrimonio para la humanidad porque, además de arte, son fuente de conocimientos sobre el hombre.

Que nos resignemos a perder el lenguaje de los pueblos originarios, no significa renunciar a su cultura, que puede ser impulsada y difundida. El arte wichí, por ejemplo, es una gloria. Se lo podría enseñar y difundir más, en el país y en el mundo, colaborando con las comunidades indígenas para que puedan beneficiarse de eso y transformarlo en prosperidad para su gente.

Lo que nos lleva de vuelta a la Secretaría de Medios, que maneja el portal argentina.ar para la promoción de nuestro país en la Argentina y en el mundo. Por intermedio de ese sitio hicieron propaganda del proyecto oficial, con mucho material, además de los cortos sobre las lenguas indígenas, y con publicidad cuantiosa por Google AdWords. Si googleamos 'site:argentina.ar "ley de medios"' obtenemos 549 páginas. Si en lugar de "ley de medios" buscamos "arte wichí", "arte wichi", "artesanías wichi", "textiles wichí", etcétera, no encontramos nada de nada. Si probamos con "Wichí" nada más (o "Wichi" sin acento ortográfico) sólo aparecen un par de menciones breves sobre la existencia de la comunidad y nada más que eso. En otras palabras, el portal no tiene nada sobre cultura wichí. ¿No se supone que es el sitio web de difusión del país?

Ojalá hubieran usado, para promocionar el arte wichí, aunque sea un poco de lo que gastaron en esos cortos sobre los supuestos beneficios de la ley de medios para los pueblos originarios. En cuanto a eso, ¿cuál es la idea? Poner al aire programación en esas lenguas, de la forma que sea, implica un gasto. Si hay recursos para estos pueblos ¿es así como ellos los necesitan? ¿Con programas de radio y TV en su lengua, a pesar de que es prioritaria la bilingualidad? Pensemos en sus carencias -el promedio de vida de algunos de estos pueblos es de 50 años-, tanta obra pública para ellos postergada, la necesidad de educación inicial bilingüe y de difundir su cultura. Por otro lado, si vemos que se justifica costear un programa en lengua indígena o crear otra programación sobre estos pueblos, se puede financiar para pasarla por medios estatales o privados, sin convertir en ley algo que le dé a un colaborador del presidente el poder para abrir o cerrar un medio en función de excusas como que si tiene o no suficiente programación en quechua.

Se podría decir mucho más sobre los argumentos oficialistas. Que la comparación que hacen con la división de AT&T Corp. no es aplicable porque la composición accionaria era diferente y fue una partición menos fragmentaria que la que proponen acá. Que el gasto del fútbol, política que se incluye en el proyecto de ley, no se recupera, al menos no en su totalidad. Que la Argentina tiene otras necesidades más urgentes que subvencionar la transmisión del fútbol. Que los gobiernos provinciales y el Congreso están para algo. Que estos temas son complejos y no se pueden debatir en una semana. Que nada justifica que se haga votar a los diputados sin que les hayan hecho llegar correctamente todos los artículos. Que apurar todo esto porque el pueblo decidió otra composición para la futura legislatura es tomarle el pelo a la democracia...

Creo que también se podría hablar de cómo dejamos que algunas broncas nos nublaran el pensamiento. De lo poco escuchamos a gente que tenía cosas interesantes para decir, por una visión maniquea de la política que abunda en nuestra sociedad. De lo poco que valoramos el debate productivo y las ideas republicanas. De cómo algunos aprovechan estos defectos.

Pienso que uno de los errores importantes que estamos cometiendo es creer que esto es una dicotomía entre el poder económico y el poder político, en donde tomamos posiciones por uno u otro según nuestras simpatías. O más bien antipatías -- algunos desconfiamos más del poder económico, otros desconfiamos más del poder político. Pero eso es una sobresimplificación. En una sociedad eficiente, privados y estado son imprescindibles para lograr el poder distribuido que se necesita para que evitar la corrupción (privada y estatal), fomentar la competencia, y para que las políticas estén alineadas con las necesidades de largo plazo del país, en lugar de estarlo con la agenda del gobernante de turno. En la Argentina tenemos concentración excesiva de poder, que tiene una faceta en ciertos grupos privados y otra en ciertos políticos, que frecuentemente trabajan como socios. Mejor dicho, para no demonizar, no pensemos en "grupos malos" sino en "políticas o actividades malas", porque todos hacen cosas buenas y malas. Lo que necesitamos es una organización que incentive las primeras y desincentive las segundas, pero esta ley hace lo contrario, porque concentra más el poder. Lo concentra en el Poder Ejecutivo, pero es cuestión de tiempo para que lo repartan con "socios" privados, vengan de donde vengan, amigos de los K o no.

Es que los críticos del sector privado tienen razón en algo: hay muchas empresas que no asumen su responsabilidad social, que no quieren competir o quieren hacer negocios turbios. Lo que no tienen en cuenta es que para esos privados no hay nada más útil que un gobernante con demasiado poder.

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